La penumbra enseña sus colmillos
y ataca la yugular del sol;
el astro se aferra al horizonte,
la oscuridad aprieta sus mandíbulas,
sacude la cabeza,
y la hemorragia de luz
mancha la bóveda celeste.
En el techo de la noche
la evidencia del delito:
Las estrellas.
RAMÓN SANTOYO DURÁN
11 de septiembre de 2010
Hermosillo, Sonora.
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