Me deslizo como un ladrón a media tarde,
acciono la ganzúa del instinto;
sé qué hacer:
Penetrarte por completo hasta rasgarte las entrañas
y con la fuerza del deseo provocar la muerte.
Acuchillo una espalda ausente,
para dejarte malherida entre estertores de placer;
recojo los gemidos,
pájaros de mal agüero,
abro la ventana y los dejo en libertad.
Apuñalo, también, otra espalda
tersa,
compañera,
y de un tajo desangro el corazón.
No sé quién soy:
Si descendiente del Marqués de Sade
o un Ángel Exterminador.
RAMÓN SANTOYO DURÁN
20 DE MAYO DE 2010
HERMOSILLO, SONORA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario